miércoles, 22 de abril de 2009

Cortometraje "Vendedor de Sueños"


























El verdadero Motor de la vida.






"Vendedor de Sueños" es el nombre del tercer corto de Tarjeta Naranja con la participación de China Zorrilla y Favio Posca.






película de 10 minutos,






En esta ocasión se trata de un vendedor ambulante, esos que se suben a los colectivos, pero el de este video, vende algo especial. Cuenta la historia de lo que sucede en un dia de un vendedor y su abuela complice.



Historias con Espíritu Naranja, la fotografía , el guión.






“Hoy es tu día de suerte” no es sólo una frase de la protagonista, sino una alentadora alegoría que nos permite recuperar la sensación de que todo sueño es posible si simplemente nos proponemos hacerlo. Magia y poesía se reúnen en un relato inolvidable, que se puede ver de manera gratuita en http://www.tarjetanaranja.com/.






Una vez más, Tarjeta Naranja innova con una nueva campaña institucional en un formato absolutamente diferente, que se presenta de manera inédita exclusivamente a través de su web. En tanto, los avances de las películas se exhiben en TV.






“Historias con Espíritu Naranja” consiste en cuatro cortometrajes con actores nacionales de primera línea, en donde se ven reflejados valores que la empresa alienta hacia adentro y hacia fuera: amistad, imaginación, capacidad de soñar, amor, solidaridad y felicidad, entre otros.






Desde mayo pudieron verse, primero “Corazón” con Pablo Echarri y Carolina Peleritti; luego “Amigos” con Pablo Rago y Sebastián Estevanez, ahora “Sueños” y para fin de año, se estrenará “Soldados” con Luis Luque y Lito Cruz.Este tercer cortometraje, fue creado por Rombo Velox, producido íntegramente en Córdoba por Prisma -True Pictures y dirigido por Gabriela Trettel. La fotografía estuvo a cargo de Ada Frontini y la música de Diego Monk.






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VIDEO












RESEÑA





"EL VENDEDOR DE SUEÑOS" - SANTA ISABEL EN CRÍTICA DE LA ARGENTINA
El diario porteño Crítica de la Argentina, dirigido por el prestigioso periodista Jorge Lanata, publica en el día de hoy una nota a Daniel Burmeister, el cineasta que días atrás realizó una película en Santa Isabel, en la que detalla su trabajo artesanal. El texto de la noticia, realizada por Ricardo Robins, es el siguiente:

Un hombre de 67 años llega con varias carpetas bajo el brazo a la comuna de Santa Isabel, en el sur de Santa Fe. Se dirige a la secretaria de Cultura y le explica que quiere hacer su película número 60 en ese lugar, y que se trata de una historia sencilla en la que actuarían los habitantes del pueblo. La funcionaria lo mira de reojo, pero después terminará cantando el Ave María en la boda donde la protagonista del film, su madre, se casará con el almacenero. La escena podría ser parte de uno de los guiones de ficción de Daniel Burmeister -"cineasta artesanal", según su propia definición- quien realiza películas de pueblo en pueblo, pero fue así como nació "Volver a vivir", el audiovisual estrenado el mes pasado en Santa Isabel.


"No lo conocía a él pero la verdad que nos sorprendió a todos.


En una semana hizo la película y la proyectamos dos fines de semana seguidos. Mi mamá me asombró porque fue la actriz principal cuando nunca antes había hecho algo parecido", contó Viviana Tavani, la funcionaria de Cultura que recibió al particular director. Burmeister volverá a esa localidad de cinco mil habitantes en unas semanas a realizar una segunda historia audiovisual. Es que el intendente del lugar buscó una excusa para tenerlo de nuevo en el pueblo, después de la conmoción que generó su estadía, y le ofreció reparar la fuente de agua de la plaza. Y el cineasta, que además es carpintero y escultor, no pudo con su genio: "Quiero aprovechar esos diez días para hacer otra película, pero esta vez una comedia".


El hombre es así: hace 11 años que va con su estudio de filmación itinerante (una camarita digital y un par de reflectores) y ofrece historias a cambio de hospedaje y comida, y luego un porcentaje de la venta de entradas en el estreno o la venta de copias. Acumula 60 co-producciones (con municipios y actores improvisados) en rincones de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. Aunque, aclara, no las tiene guardadas a todas.


"Las películas son muy sanas y tiernas y las escribo yo. Digo que es artesanal porque estoy con mi cámara y nada más. Los actores no tienen que recordar ningún guión porque yo les digo lo que tienen que decir y después los filmo, ese es mi sistema", contó Burmeister a Crítica de Santa Fe.

Choque y Casorio


"Llego a un lugar con varios guiones y elegimos uno. Después lo filmamos con la gente del lugar", explicó el director. Pero el secreto para que la trama sea efectiva ante tanto actor sin experiencia es que "cada uno hace de lo que es: el cura es el cura, el policía, policía; el bombero, bombero, y así".


La segunda clave es la inclusión de la mayor cantidad de personas en la historia para que no haya celos. "Siempre pongo dos acciones: un accidente y un casamiento. En el primero entran la policía, los bomberos, los médicos; y en el segundo el cura y todos los extras posibles en la ceremonia. Así salen todos", describió. El cineasta de los pueblos de la pampa gringa parece tener todo previsto.La última historia tuvo un sólo inconveniente. "El cura no quería participar", señaló Burmeister.


El religioso tenía fama de ser algo cascarrabias, pero el forastero lo convenció. Le contó de qué se trataba el relato y las bondades del mismo. "Usted es un evangelizador", le dijo el sacerdote persuadido y se sumó a la película. "Al final actuó todo el pueblo y la verdad que el cura se pasó", rubricó la secretaria de Cultura.Profesiones. El Burmeister adolescente fue empleado de una editorial en Buenos Aires, y años después se fue a Colombia como representante de esa firma.


No le fue bien como comerciante ("Nunca fui bueno con el dinero", confesó) por lo que empezó a realizar esculturas y trabajos de carpintería. Cuando enviudó, se pegó la vuelta. Vivió en la localidad bonaerense de Rivadavia hasta que su hija más grande se casó, hace 11 años."Ahora es el momento de hacer lo que tenga ganas", se dijo y tomó una cámara. Hizo su primera película como autodidacta en ese pueblo. "Mi hermano, que sí estudió cine, la vio y me dijo que estaba muy bien. Desde entonces, yo que me preparé para hacer esculturas, creo películas; mientras que él nunca filmó pero es un gran escultor, mucho mejor que yo", dijo, divertido con la contradicción, Burmeister.


"Mis padres eran pintores y nos enseñaron a darle valor a la sensibilidad y a las emociones de la vida. Nací creyendo que eso era normal", recordó.


A partir de aquella primera película, el polifacético Burmeister empezó a recorrer decenas de pueblos a través de cuatro provincias. "Viajar, conocer gente y trabajar por la cultura, esas son mis pasiones y de esta forma las conjugo", señaló. Sabe que por ese estilo de vida consiguió lo que tiene. Su hogar actual está en Benjamín Gould, un pueblo de Córdoba que descubrió cuando se enfermó en un rodaje.


El intendente le dijo que se quede y él hasta ahora, no se fue. Ahora se prepara para volver a Santa Isabel con la comedia Matemos al tío. "Es sobre un viejo que nunca se muere y sus sobrinos quieren cobrar la herencia", adelantó. Un argumento que despertará sabrosos comentarios en el pueblo durante algunos días.El director de las 60 historias mínimas vive entre trabajos de carpintería, esculturas y sus realizaciones audiovisuales. Pero es imposible no relacionar su actividad con la figura de aquellos personajes salidos de los cuentos de magos o alquimistas que iban de pueblo en pueblo ofreciendo objetos extraños. "Cuando estoy filmando en un lugar y veo lo que se genera en la gente y en los chicos, me siento eso, un vendedor de sueños", asumió.





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